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Digital Enterpreneur Show DES 2024: Why is so hard to Spark a AI business in Healthcare (2)

Soy médico, autor y asesor en IA y tecnologías emergentes

¿Porqué tan sólo el 2% de los negocios para IA en Salud retornan ROI? ¿cuáles son entonces las estrategias para solucionarlo?

Un plan estratégico preciso para abordar un negocio de Salud con Inteligencia Artificial

No estamos viviendo un sueño de Hollywood, amigos. Nada de lo que estamos viendo en el sistema de salud se parece a una película futurista donde todo funciona a la perfección gracias a la inteligencia artificial. Estamos, más bien, en medio de una realidad dura y compleja, llena de promesas que aún no se materializan y con desafíos estructurales profundos.

El primer gran problema es conceptual: muchos siguen creyendo que el sistema de salud está sujeto a la «ley del rendimiento compuesto», esa dinámica exponencial que ha definido el progreso en otras industrias, como la tecnología o las telecomunicaciones. Pero no es así. En el ámbito sanitario operamos bajo una lógica completamente diferente: la de la “regresión a la media”. En lugar de acelerar, el sistema está frenando. En lugar de mejorar cada año, los avances se diluyen, y muchas veces incluso retrocedemos.

Veamos algunos datos concretos. Solo el 13% de todos los desarrollos, proyectos o productos que iniciamos en el ámbito de la salud llega a producción real. El resto se queda en el camino, bloqueado por problemas de escalabilidad, regulación, interoperabilidad, resistencia al cambio o simplemente falta de impacto. Pero la estadística más dura es la siguiente: de ese 13% que sí llega a implementarse, apenas un 16% logra generar un retorno tangible impulsado por inteligencia artificial. Eso significa que, en el agregado, solo el 2% de todo lo que hacemos en IA aplicada a salud realmente genera un valor medible.

Este es el mundo real. No el de los titulares. No el de los informes de consultoras que prometen revoluciones para 2025. No el del hype.

¿Y entonces? ¿Cómo actuamos? La respuesta no es rendirse, sino fortalecernos. Fortalecernos cada día como profesionales, como instituciones, como sociedades. Porque la solución no vendrá de fuera. No será automática ni sencilla. Hay que construirla desde dentro, con paciencia y conocimiento.

Ahora bien, ¿es valiente invertir en inteligencia artificial en este contexto? Para aquellos que llegaron primero, probablemente no lo pareció. Muchos pioneros han invertido grandes recursos y hoy no están viendo los resultados que esperaban. Hay decepción. Hay fatiga. Pero esa es la realidad de cualquier tecnología transformadora en sus primeras fases: promesas por encima de capacidades, expectativas que superan la implementación.

Aun así, si hoy estás dispuesto a adquirir el conocimiento necesario para entender cómo navegar este contexto, entonces la respuesta es sí. Absolutamente sí. La IA no es magia, pero es una herramienta poderosa. Y quienes sepan usarla con criterio y con ética, marcarán la diferencia.

La sabiduría, hoy más que nunca, no reside en tener una única visión clara, sino en ser capaces de sostener ideas distintas y hasta contradictorias dentro del mismo espacio mental. Hay que aprender a vivir en la paradoja. Por un lado, la IA nos ofrece capacidades jamás vistas: modelado predictivo, asistencia clínica, automatización, personalización masiva. Por otro lado, nos enfrenta a dilemas morales, riesgos de inequidad, falta de transparencia y sobrecarga de datos.

Transitar este nuevo espacio implica atravesar una especie de refugio, una zona intermedia, vacía, entre el sistema que conocíamos y el que está por venir. No estamos aún en el nuevo modelo, pero tampoco podemos seguir funcionando con las reglas del viejo. Estamos en tierra de nadie. Y eso, aunque incómodo, es también una oportunidad.

En resumen: no estamos viviendo una utopía tecnológica, pero tampoco una distopía inevitable. Estamos en un momento de transición radical, donde el conocimiento, la humildad y la capacidad de actuar con prudencia pero con determinación serán nuestras mejores herramientas.

No se trata de resistir el futuro, sino de construirlo con los pies en la tierra y la mente bien despierta.

¿Quieres que lo adapte a un formato de presentación tipo TED o empresarial?